miércoles, 13 de enero de 2010

Sucedió, sin más.

Estaba sentada en un banco de aquella Rambla, cuando una gota de agua acarició mi mejilla.
Allí me quedé, inmóvil, viendo llover.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mientras la temperatura acompañe un poco, ver llover bajo la lluvia es uno de los grandes placers, no me cabe duda.

lmelcon dijo...

Sin duda, el notar la lluvia, para los que nos gustan los pequeños placeres y ese tipo de acontecimientos, tan efímeros como sencillos, es un gran suceso.

Contansolounamirada dijo...

Me gusta que la lluvia caiga sobre mi, cuando estoy quieta

juaneleno dijo...

sencillamente detallado! bravo... te invito a que te des una vuelta por http://www.ohverborragia.blogspot.com